Hacer para dejar de hacer
Hace dos días que me levanto con gratas imágenes en la tele. Por lo general, estoy acostumbrado a prender la caja boba y sintonizar ESPN o ESPN+ para ver las últimas noticias (léase por "últimas noticias" únicamente "deportes"), luego pasar al canal 26 para ver qué temperatura reina en la ciudad, y luego vuelvo a ESPN. Estos dos últimos días me encontré con emisiones, en horarios disparatados por cierto, de "NBA Fantastics", un especial que hacía ESPN antes sobre lo poco convencional de la NBA y sobre los momentos legendarios de la liga.
Entre estos dos días y parte del fin de semana reviví cosas viejísimas, como la final que los Blazers le ganaron a los 76ers en el 77, o la final del año anterior, cuando en un trepidante quinto partido los Celtics logran vencer a los Suns después de dos suplementarios.
En uno de esos especiales, aparece Larry Bird hablando luego de uno de los partidos ante los Lakers, concretamente después de una de las finales del 84 que los Celtics pierden en el Boston Garden. En ese momento, y después de haber visto toda una exhibición por parte de Magic Johnson, Bird tiró una frase que yo traspolé hace mucho tiempo hacia mi vida personal: "Uno sabe lo que tiene que hacer cuando no tiene más nada que hacer".
Siempre me gustó esa frase. Y si bien pareciera chocar contra otra máxima particular ("no hay peor lucha que la que no se hace") tiene, creo, un poco que ver con las cosas que escapan a uno. Con todo aquello que no está al alcance de las manos propias, aquello que cuenta con una autonomía tal que excede a mi propia voluntad.
Hace poquito tiempo me encontré con una situación de ese tipo. Yo quise modificar una situación que no quería que ocurriera, y luché para que eso pasara. Intenté convencer, machaqué todo lo que pude. Pero no. Así y todo lo respeto, aunque no lo comparta. Y no pretendo que suene a reproche porque no tiene ese tinte. Pero uno sabe lo que tiene que hacer cuando no tiene más nada que hacer. Es una situación ambigua, es como luchar por algo y, de repente, de buenas a primeras, dejarlo. Creo que no es ni fue falta de lucha, simplemente escapa a uno. No es. No puede ser. Intento explicar la situación con la mayor facilidad de palabra posible, sé que es complejo, quizá ejemplificándolo se entienda un poco más, pero ejemplificarlo sería contar todo, o parte de ello, y no quiero.
Ah, Maru, te quiero mucho. Mucha suerte. Siempre vas a estar "ahi". You deserve it.
1 Comentarios:
Mejor no lo podrías haber dicho. Y el "ahí" siempre va a implicar un lugarcito muy especial en mi cuore. Has sido una persona lo suficientemente importante para mí como para que no lo merezcas. Te quiero mucho.
Publicar un comentario
<< Home