Todavía un chico
A medida que he ido creciendo, he aprendido a manejar de mejor forma mi ansiedad, mis ganas de tener y querer todo "ya mismo". En algunas cosas, eso no me pasa.
Es una pavada, es seguramente lo más trivial del mundo para algunos, para otros no. Pues estoy dentro de esos otros: no veo la hora en que tenga en mis manos "Playing the Angel", el nuevo disco de Depeche Mode, el primer álbum de estudio desde el 2001, sucediendo a Exciter.
Hace dos meses que vengo palpitando este momento, que día a día me informo acerca de cosas nuevas que aparecen sobre el disco, sobre tal o cual tema, reparto y comparto información, le quemo la cabeza a más de uno acerca de "Precious", del disco y de tantas otras cosas. Exactamente como lo haría un chico.
Sabido es que DM me marca mucho, no sé si soy un fan, un "devoto" (mote que reconoce a los fans de DM por un disco de hace ya varios años, "Songs of faith and devotion"), no tengo posters colgados en mi pieza, no me maquillo como muchos lo hacen, siquiera tengo todos los discos originales o versiones importadas, no me interesan demasiado las exclusivísimas ediciones japonesas o inglesas. Sí sé que me marca, me marcó y me marcará mucho, y eso muy posiblemente hace que esa ansiedad se torne inmanejable. Como si fuera un chico, que quiere las cosas ya mismo y que no le interesa demasiado quemarle la cabeza al que tiene al lado contándole qué cosas le gustan o le pasan.
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