Sé
De alguna forma, logro hacerlo. Sé levantarme de la cama aunque haya estado meses enfermo y caído. Sé encontrar el almohadón de plumas y evitarlo lo más que pueda. Encontrar objetos perdidos en la alacena, desayunar las mejores angustias que haya y bajarlas con un café poco amargo, nada azucarado, apenas endulzado con las mejores noticias que surjan, con las inócuas sonrisas matutinas de los actores de turno.
Y sé ir a trabajar, sé hacerlo tan bien como se necesite. Sé aguantar. Porque quiero y es necesario. Porque lo quiero y lo necesito. Y aún así siento que caigo, aguantando siento que cedo, luchando siento que pierdo. A veces. Y sangro, empapo los ojos, las manos y los silencios. Los vacíos. Me sumerjo en un sinfín de calendarios inútiles pero que condenan, y con el alma inmersa en un cuarto de fotos y voces lejanas, vuelvo. Sé volver y sé caminar. Poner los pies, el derecho adelante y luego el izquierdo, uno adelante del otro, constantemente, de forma que las piernas acompañen el movimiento y yo avance en el espacio que queda entre tanto vacío, en el tiempo que hay entre tantas esperas.
Y desde esta postura tímida y algo reservada pero risueña, sé ser amable. Sé que el mundo no es culpable de ser tan grande y la gente no tiene la culpa de estar lejos. Sé devolver sonrisas a los que me las brindan y sé abrazar. Casi como te abrazo a vos, quizás con un poquito menos de entusiasmo. Porque sé que entendés que hay diferentes formas de querer, y la mía hacia vos es la más fuerte. Insuperable. Por eso río y por eso lloro, por eso sé levantarme cada vez que caigo, aunque tarde y me cueste, aunque sufra y me duela. Y aunque me vean callado, siento. Y aunque baile desenfrenado, estoy tranquilo. Sueño, sí, no creas que no. Pienso, en serio, no sientas que no. Intento, disfruto. Como se puede y todo lo que se pueda.
Pero ¿quién me dice cómo aguantar? ¿quién me enseña a esperar, a entender? Quizás el tiempo que me doy. Quizás soy yo mismo. Y así es como me respetan y me quieren los que no son tan vos aunque quisiera. Así es como me sienten, me ven, me esperan y me respetan algunas personas. Algunas mujeres no tan niñas como vos ni tan mujeres como mamá. Algunas que saben poco pero lo suficiente de mí, como para quererme y hasta quererte. Como para extrañarme feliz y desearme ideal.
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