A 800 kilómetros de tu sonrisa, a medio metro de tu felicidad
Vení, mirá esto, acercate.
Te acordás de esa foto? Pobre, cómo llorabas y a nosotros nos daba risa...seguramente algún capricho por ahí escapando, o alguna situación descubierta en tus primeros meses. Seguro que no te acordás.
Ahora, mirá esta foto:
Está todas las noches ahí. A cincuenta centímetros de mi cama. Y es totalmente a la inversa. Vos te reís, yo lloro. Lloro mucho por no poder verte, por no poder reflejar en mis pupilas tu risa, tu diversión. Tu felicidad.
Ojalá pudieras entender, y yo te pudiera explicar con claridad, las cosas que me pasan. Qué dificil resulta acostumbrarse a no tenerte. Cómo uno extraña que lo despierten a las tres de la mañana para hacer un lugar en la cama y dormirse en su pecho. Lo que eso trae aparejado, la falta de sueño más placentera, la incomodidad más dulce.
Hoy te extraño. Una vez más. Mirá las fotos, es como si fuera un espejo con intérpretes cambiados. Vos te reís, yo lloro.
No te hagas problema, algún día te lo voy a poder explicar.
Te amo,
Papá
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