¿Esto debería de tener un título? Yo no se lo encuentro...
Hace poquito me planteaba lo inigualable que es dar vida. Dí vida con Lucía, que es lo más lindo y más grande que me pasó en la vida. Pero ya había dado vida antes, a fuer de sincero...
Fue mi regalo de cumpleaños número 21. Ya tenía Internet en casa, y con la facilidad que puedo hacer esto, puse la dirección, completé el form, y a unos pocos días tenía mi carnetcito en casa. Sí, me había hecho donante de órganos.
Siempre me pregunté por qué mucha gente no es donante de órganos. También me pregunté qué los motiva a ellos. A mí, justamente eso, la posibilidad de "dar vida". Aunque no sepa a quién, aunque mi hígado el día de mañana lo pueda tener un corrupto, una nena con una carita encantadora o un tailandés que busca el récord Guinness de comer arroz con atún en 24 horas. No lo sé, en realidad es imposible saberlo, inclusive imaginárselo. Pero dar vida, ésa es la idea. Sentirse vivo en el cuerpo de otro. Ayudar a vivir.
¿Quién no lloró con Abril Dispensa, esa nena preciosa de dos años que ahora recorre con barbijos su vida, pero vida al fin? ¿Quién no admiró a su papá Sergio, cansado de ir a todos lados para que su hija sea trasplantada?
Ojalá que cuando yo me vaya de este mundo, no haya muchos más Sergios (por no decir ninguno) recorriendo cielo y tierra por un trasplante de órganos.
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