Dos años
Si intentara reflejarlo como un día más, faltaría a la verdad. No fue, ni es, ni será un día más. Levantarte por última vez de esa forma, cumplir con esa rutina por última vez. Ayudar a guardar, mirar cómo se llevan todo. Ver como todo cambia. Sí, todo cambia. Frase remanida para consecuencia razonable. En la cabeza, pero sobre todo en el corazón.
Sentir tu lugar vacío, porque seguramente no te ocupará parte del tiempo acomodar la ropa que no es tuya, ni tener que gambetear el moisés. No tendrá sentido tocar el móvil para que alguien mire hacia arriba. No será de utilidad no hacer ruido a las mañanas; en definitiva nadie se va a despertar. Nadie excepto vos.
Nadie te va a esperar con una sonrisa de oreja a oreja, ni como dije una vez, te dedicará un "papapa" permanente. Todo eso estará en otro lado. Todo eso será disfrutado por otros, excepto por mí. También cambia mi vida con vos, mamá. De una caricia cómplice a un futuro netamente de padres, de educadores, de ayudantes y ayudados. Y ahora, ¿cómo te trato? ¿Cómo se supone que te trate? Hoy día, puedo decir que te trato como me sale.
Ese día mi mamá me vio llorar como nunca. O me vio llorar parecido al día que comencé otra vida, cuatro años y medio antes. Y no sé si hice bien o no, pero me volví a sentir un chico.
Dos años sin vos. Y sin vos. Sin ustedes. Créanme que no me acostumbro. Sólo intento convivir con ello.
"... Cada vez que yo me voy llevo a un lado de mi piel
Tus fotografías para verlas cada vez
Que tu ausencia me devora entero el corazón
Y yo no tengo remedio más que amarte..."
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